Pablo Damián Grottini está acusado de haber asesinado a su hija, su madre y su hermano entre 2019 y 2022. En medio del juicio, se conocieron nuevas revelaciones acerca de su crueldad sin límite.
En el cuarto día de juicio a Pablo Damián Grottini, más conocido como el «asesino serial de Ramallo», un testigo aportó detalles estremecedores sobre la crueldad del acusado que podrían complicar aún más su situación procesal.
En el marco de su testimonio como testigo, uno de los obreros que trabajaba en la casa de la familia contó que un día encontró a la mascota de la familia desvanecida con espuma en la boca y escuchó a Grottini decir mientras se guardaba una jeringa: «Esta no aúlla más».
Entre los testimonios ofrecidos hasta el momento en debate oral por las muertes del hermano de Grottini, su hija y su madre, se encuentran los de los médicos que atendieron a las víctimas y que participaron de las autopsias a sus cuerpos.
Por caso, en el tercer día de declaraciones, una médica patóloga aseguró sobre las posibles causas de las muertes, que podrían estar relacionadas con el ingreso de aire en el sistema de las víctimas.
En 2019, Germán, el hermano del acusado, un deportista en excelente estado físico, ingresó al hospital donde se descompensó y murió. En la casa de la familia vivía también una perra de raza bóxer, mascota de Germán. La perra comenzó a aullar constantemente por la ausencia de su dueño, lo que aparentemente molestaba al acusado.
El testigo, conocido de la familia por haber trabajado en la construcción de una vivienda en su terreno, contó que Grottini le pidió que matara a la perra porque sus llantos no lo dejaban dormir. Aunque el obrero se negó a cumplir con esta petición, al regresar a la casa al día siguiente encontró a la perra desvanecida en el piso con espuma en la boca y vio a Grottini guardándose una jeringa. Fue en ese momento cuando escuchó al acusado decir «esta no aúlla más».
Este testimonio es una pieza clave que podría establecer un patrón en las acciones de Grottini, conectándolo con los asesinatos de su hermano, madre e hija. El relato del testigo, junto con otros testimonios y pruebas presentadas en el juicio, refuerza la acusación de que Grottini empleaba métodos letales para acabar con la vida de quienes vivían con él, incluyendo a la mascota de la familia.
Pablo Grottini con su mamá y su hija.
Las extrañas muertes de la familia Grottini
Los macabros detalles de las muertes salieron a la luz durante la investigación del caso. La primera víctima, Germán, su hermano, un deportista sano, ingresó a la clínica San Nicolás en estado de confusión y sin poder hablar, y murió en circunstancias inexplicables mientras Pablo Grottini lo cuidaba en su habitación. Ese día, a pesar de los esfuerzos de los médicos, el joven de 32 años entró en paro y falleció.
Dos años más tarde, la tragedia volvió a golpear a la familia Grottini con la muerte de Ailén, la hija adoptiva del acusado. La niña de 10 años era saludable y activa, aunque presentaba un leve retraso madurativo. Sin embargo, su ingreso a la clínica San Nicolás, también en estado de confusión y somnolencia, marcó el inicio de un trágico desenlace.
La menor mostró signos de mejoría, pero repentinamente se descompensó mientras su padre la cuidaba en la habitación del hospital. Los esfuerzos por salvarla fueron en vano, y su cuerpo fue encontrado sobre una mancha de sangre en su cama, con su suero manipulado y su padre sacando fotos en silencio, un detalle que agrega un escalofriante matiz a la escena.
La última víctima, Teresita Di Martino, madre de los hermanos Grottini, sucumbió en circunstancias igualmente sospechosas. Llevada al hospital por su hijo, la mujer manifestó sentirse mareada y angustiada. A pesar de una leve mejoría y de los esfuerzos médicos por estabilizarla, Teresita falleció, también, mientras estaba bajo el cuidado de su hijo.
En rigor, según la causa, la enfermera de turno constató que su suero estaba pinchado, atravesado de lado a lado, y observó que el hombre tenía sus prendas mojadas. Además, vio que tenía su dedo índice de la mano derecha con una lesión punzante, como de una aguja. Los médicos confirmaron, en la misma línea, «la existencia de una ampolla de Diazepam, abierta y vacía».
El móvil detrás de los asesinatos
El posible móvil detrás de las tres muertes sigue siendo un misterio. Se sabe que los hermanos Grottini tenían una mala relación. Ambos vivían con su madre y dormían en la misma habitación, pero Damián quería que Germán, un activo y reconocido deportista de la zona, se fuera porque sentía que “le ocupaba su espacio íntimo”.
En rigor, un amigo del imputado contó que Damián decía que no soportaba a su hermano porque “consideraba que era el preferido de su madre”; y que “tenía unos celos de importancia hacia él”.
Además, según la declaración, no toleraba que su hija adoptiva, Ailén, tuviera mejor relación con su tío que con él, y le molestaba que fuera un tipo querido.
En la misma línea, un grupo de amigos de Germán dio cuenta de un episodio particular. Un año antes de la primera muerte, Damián corrió a su hermano con un cuchillo tras una discusión. El deportista tuvo que escapar y dormir por tres días en un galpón que tenía alquilado.
De acuerdo con los relatos obtenidos durante la instrucción, los desplantes eran constantes y en más de una ocasión Germán se había tenido que ir “rajando” a su casa porque “Mimí lo llamaba y le decía que Damián estaba re loco, que la quería matar a ella y se quería matar él”.
Según expresó otro allegado ante la Justicia, a Germán se lo notaba aterrorizado por la conducta de su hermano y era tal el miedo que le tenía, que llegó a sacar un seguro de vida para asegurarse de que su madre cobrara algo de dinero si moría.